Mientras trato de matar el tiempo en un nuevo trabajo, pienso en cuan analogas son las relaciones laborales y las relaciones sentimentales.
Veamos: siempre hay una primera mujer, asi como hay un primer trabajo. Esa primera relación generalmente comenzará siendo idilica, ya que no tenemos referencia alguna ni punto de comparación. (Estamos en el mar, sin brujula ni faro alguno a la vista)
Con el tiempo (breve o prolongado segun el caso) nos iremos dando cuenta que ese altar que teniamos construido tiene sus grietas, que no era todo perfecto ni color de rosa, y que la pasión de los comienzos se habia evaporado dejando lugar a una insipida (y tal vez mecánica) costumbre.
Pero, ¿como llegamos a esa situación? Digamos que lo del amor a primera vista ocurre casi exclusivamente en las peliculas, asi que esperar que la primera relación (sentimental y/o laboral) sea la indicada es bastante naive.
Elegimos (y nos elijen) sin saber lo que queremos ni buscamos en la vida, y mientras lo descubrimos, seguimos embarcados en un navío (¿novia? curioso anagrama) con destino equivocado.
Como dice el refrán: para quien navega sin saber a que puerto se dirige, todos los vientos serán viento en contra.