Será ésta la nueva moda en Japón?

Parece que Harry, el hijo del principe Carlos de Inglaterra, no es el unico que se disfraza de nazi ultimamente… Rolls Eyes

Sinceramente no sé quién habrá comenzado la moda de disfrazarse de nazi, pero se ve que en Japón ya comenzó a sumar adeptos!
(¿O será que algunos japoneses siguen pensando que forman parte del Eje?)

Jap Nazis

Cabe aclarar que Harry se había disfrazado de soldado del Afrika Korps, mientras que como vemos en la imagen, las 3 niponas eligieron uniformes de las S.S., algo bastante más “pesado” en la jerarquía militar del Tercer Reich.

Te fuiste con mi aliento, con mis discos de Sabina…

A falta de nuevas canciones de Joaquin, aca dejo la letra de un tema de Ismael Serrano, otro cantautor español, que según tengo entendido es el preferido de Julieta Prandi. Razz

“Jóvenes y hermosos”

Disco: Naves ardiendo más allá de Orión

Letra/Musica: Ismael Serrano

La lluvia suspendida en los neones

araña mis pulmones y el barniz

rojo metalizado del coche que te ve salir

del metro de Callao, envuelta en una nube

de cenizas y Tresor,

cansada como el humo de mi boca,

como el día en que dijiste adiós.

Rubia, ¿qué haces aquí?

Esto está lejos de tu barrio.

Y el dulce bisturí

de la memoria, el viejo tacto

de tu mejilla, me cortó.

Tómate algo conmigo

antes de que ardan las aceras,

de que la primavera acabe y cuéntame

que hiciste en este tiempo,

dime que estás bien.

Entremos aquí mismo, ¿te casaste?

No me digas…

Jefe, un par de cañas.

Confiesa que me buscaste

entre los escombros,

en las ruinas del alma.

Dime que aún recuerdas

el asiento de atrás del coche,

los mirones del parque,

césped en mis pantalones

y la certeza de sentir.

Mirabas siempre al sur,

joven y hermosa.

Decías que tras la autopista

me esperabas para huir.

Mirábamos al sur, no fui tan lejos

por no encontrar al otro lado

las certezas que perdí.

Y esta claridad.

Yo sigo con mi lucha y mis canciones

y para morir joven ya soy viejo

-nunca fue mi afán-.

Que la vida iba en serio

ya te avisó un poeta,

y como a mi, hiciste bien,

tampoco lo escuchaste.

Por eso te seguí hasta el precipicio,

y acaricié las luces de tu estambre.

Me dejaste la guerra,

y los manojos de ortigas.

Te fuiste con mi aliento,

con mis discos de Sabina

y la llave del porvenir.

La herrumbre de los años te respeta.

Otra cerveza. ¿Cómo que te vas?

Con las prisa de siempre, rubia.

Sigues igual.

Bueno, tienes razón,

algo hemos cambiado.

Nos agotó el reloj.

Tú te cambiaste de tinte,

yo cada día miento peor.

Te acompaño hasta el metro.

No, mujer, que no es molestia,

y si te faltan refuerzos:

mi teléfono en tu agenda

y la certeza de sentir.

Mirabas siempre al sur,

joven y hermosa.

Decías que tras la autopista

me esperabas para huir.

Mirábamos al sur, no fui tan lejos

por no encontrar al otro lado

las certezas que perdí.

Y esta claridad.

Y esta claridad…

Hackers Manifesto

Another one got caught today, it’s all over the papers. “Teenager Arrested in
Computer Crime Scandal”, “Hacker Arrested after Bank Tampering”… Damn
kids. They’re all alike.
But did you, in your three-piece psychology and
1950’s technobrain, ever take a look behind the eyes of the hacker? Did
you ever wonder what made him tick, what forces shaped him, what may have
molded him?
I am a hacker, enter my world… Mine is a world that begins
with school… I’m smarter than most of the other kids, this crap they
teach us bores me… Damn underachiever. They’re all alike.
I’m in junior
high or high school. I’ve listened to teachers explain for the fifteenth
time how to reduce a fraction. I understand it. “No, Ms. Smith, I didn’t
show my work. I did it in my head…” Damn kid. Probably copied it.
They’re all alike.
I made a discovery today. I found a computer. Wait a
second, this is cool. It does what I want it to. If it makes a mistake,
it’s because I screwed it up. Not because it doesn’t like me… Or feels
threatened by me… Or thinks I’m a smart ass… Or doesn’t like teaching
and shouldn’t be here… Damn kid. All he does is play games. They’re all
alike.
And then it happened… a door opened to a world… rushing through
the phone line like heroin through an addict’s veins, an electronic pulse
is sent out, a refuge from the day-to-day incompetencies is sought… a
board is found. “This is it… this is where I belong…” I know everyone
here… even if I’ve never met them, never talked to them, may never hear
from them again… I know you all… Damn kid. Tying up the phone line
again. They’re all alike…
You bet your ass we’re all alike… we’ve been
spoon-fed baby food at school when we hungered for steak… the bits of
meat that you did let slip through were pre-chewed and tasteless. We’ve
been dominated by sadists, or ignored by the apathetic. The few that had
something to teach found us willing pupils, but those few are like drops
of water in the desert.
This is our world now… the world of the electron
and the switch, the beauty of the baud. We make use of a service already
existing without paying for what could be dirt-cheap if it wasn’t run by
profiteering gluttons, and you call us criminals. We explore… and you
call us criminals. We seek after knowledge… and you call us criminals.
We exist without skin color, without nationality, without religious
bias… and you call us criminals. You build atomic bombs, you wage wars,
you murder, cheat, and lie to us and try to make us believe it’s for our
own good, yet we’re the criminals. Yes, I am a criminal.
My crime is that
of curiosity. My crime is that of judging people by what they say and
think, not what they look like. My crime is that of outsmarting you,
something that you will never forgive me for. I am a hacker, and this is
my manifesto. You may stop this individual, but you can’t stop us all…
after all, we’re all alike.

The Mentor

Costumbre alemana

Otto y Fritz trabajaban en una fábrica donde robaban piezas para hacerse un cochecito artesanal con el que disfrutar con Helga y Eva en el campo. Cuando tuvieron todas las piezas en su poder, Otto, el experto, se retiró a su casa e inició la tarea del montaje del automóvil. Pasaron los días y el coche no aparecía. Fritz perdió al fin la paciencia y le interrogó por teléfono. Y Otto confesó: “He armado el automóvil cincuenta veces y siempre me sale un cañón antiaéreo”.

Botellas que brillan en el mar del olvido…