Finalmente llegó la gira de Sabina & Serrat a Buenos Aires, y el viernes 14 estuve nuevamente ahí, como en cada concierto que el viejo Joaquín presenta en la Reina del Plata.
En esta ocasión, a diferencia del año pasado, la tormenta se anunció muchas veces durante toda la tarde, pero por la noche no se presentó y pude disfrutar junto con mi amiga Ximena (invitada a ultimo momento porque se bajaron mis hermanas) de un extenso recital, sin necesidad de escapar de una Bombonera inundada y pasada por agua.
Sobre el concierto en si, debo decir que se notaba muy producido, con escenografía, docenas de musicos, varias pantallas y efectos varios, pero a mi gusto sigue sin superar un recital de Sabina (a solas, con Pancho, Antonio y Olga Román) en el Gran Rex.
Se notaba claramente que la gran mayoria del público presente era mas seguidor de Joaquin que de Joan Manuel, y por lo tanto en los momentos del recital donde se cantaban las canciones de Serrat, el estadio parecia entrar en un largo letargo de hibernación, hasta que volvía a la vida con algún tema de Joaquin.
Lo positivo, ver aun a Joaquín con ganas de cantar, divirtiendose en el escenario a pesar de los años de conductor suicida que lleva encima.
Lo negativo, escuchar temazos sabineros como “Y sin embargo” o “A la orilla de la chimenea” a ritmo de Serrat, perdiendo el espiritu que los convirtió en pequeños altares de la poesía popular.
En fin… será que me he vuelto demasiado exigente con el pobre gallego… pero todavía me debe un verdadero concierto sabinero en el Gran Rex, antes de su retiro/jubilación/deceso. Estaré esperando.