Un soldado, de nombre Nobushigé, acudió a Hakuín y le preguntó:
-¿Existe realmente un paraíso y un infierno?
-¿Tú quién eres? -Indagó Hakuín.
-Un samurái -respondió el otro
-¿Tú, un guerrero? -exclamó Hakuín. -¿Qué clase de señor te admitiría en su guardia? Tienes facha de mendigo.
Nobushigé se encolerizó tanto que echó mano a la espada, pero Hakuín continuó:
-¡Con que tienes un arma! Esa espada probablemente es demasiado roma hasta para cortarme la cabeza.
Y, cuando ya Nobushigé desenvainaba, Hakuin observó:
-Aquí se abren las puertas del infierno.
A estas palabras, el samurái, notando la disciplina del maestro, envainó la espada y le hizo reverencia.
-Aquí se abren las puertas del paraíso -dijo Hakuín.

De Carne Zen, Huesos Zen, 101 historias zen, compilado por Paúl Reps

Dejo aquí algunas poesías más de Alfredo Palacios (Almafuerte), que como pueden ver guardan todas estrecha relación temática, y entre las que también se encuentra ¡Piú Avanti! que publiqué anteriormente.

¡Avanti!

Si te postran diez veces, te levantas
otras diez, otras cien, otras quinientas:
no han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas.
Con el hambre genial con que las plantas
asimilan el humus avarientas,
deglutiendo el rencor de las afrentas
se formaron los santos y las santas.
Obsesión casi asnal, para ser fuerte,
nada más necesita la criatura,
y en cualquier infeliz se me figura
que se mellan los garfios de la suerte…
¡Todos los incurables tienen cura
cinco segundos antes de su muerte!

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No te des por vencido, ni aún vencido;
no te sientas esclavo, ni aún esclavo,
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y arremete feroz, ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo.
No la cobarde estupidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios, que nunca llora,
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua y no la implora…
Que muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo, tu cabeza!

…antes de decir no puedo.

 Almafuerte. (Pedro B. Palacios)

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Nuevamente los números rojos del calendario marcan que hoy es 10/10, y hoy cumplo 24 años.
No soy de fiestas ni de grandes reuniones, eso quedó en el pasado de los cumpleaños infantiles, donde realmente la amistad era harto dudosa (salvo en contados casos) y uno solía preocuparse más por los regalos que por los invitados.
Pero el tiempo me enseñó que los regalos no valen nada, que lo que el dinero puede comprar es lo más barato que existe, y lo que no se compra es lo más valorado que uno puede tener.
Ahora sólo me importa saber que mi familia y mis amigos están presentes, que puedo contar con ellos cuando el vendaval arrecia en el horizonte, y que puedo brindar con ellos cuando sopla la brisa en el verano.
Aunque no haya fiestas ni festejos, para mi todos están presentes. Siempre hay tiempo para festejar, no importa la fecha, no importa si hay fiesta o no.

Amicus fidelis protectio fortis; qui autem invenit illum, invenit thesaurum. Amico fideli nulla est comparatio, et non est ponderatio contra bonitatem illius.

Un abrazo a todos los que son importantes para mi.