Un avión cargado de gallegos atravesaba una terrible tormenta. Los gallegos corrían de un lado a otro y hacían peligrar aún más la estabilidad del avión y la vida de todos.
De pronto, cesó súbitamente el alboroto. Entonces, el capitán preguntó a la azafata:
–¿Cómo hizo para hacerlos callar?
-?Sencillo! Abrí la puerta y grité: ?Recreo!