Con sus naves ardiendo más allá de Orión llegó a Buenos Aires este soñador despierto llamado Ismael Serrano, a presentar su ultimo disco durante junio de 2008.
Sinceramente yo no estaba al tanto de su gira y menos aún de sus recitales en el Gran Rex, pero pasaré a contar de que manera terminé un viernes 6 de junio viendolo cantar sobre el mitico escenario del Rex.
Resulta que por andar saliendo por esas epocas con una ucraniana (de nombre Svetlana), muchas veces nos encontrabamos en el auto escuchando a Ismael (y también a Sabina, claro!), camino de su casa o la mia, o simplemente perdiendonos por las calles de Buenos Aires alguna noche de otoño.
Y como a ella tanto le gustó Ismael, un día entré por casualidad al sitio de Ticketek y vi que en pocos días estaría tocando en el Gran Rex, por lo que me decidí a sacar entradas y darle una sorpresa a Sveta.
Pero, como siempre dicen, el destino nunca pierde su toque de ironía: para cuando llegó el día del recital, la más rubia extranjera de todas las que alguna vez conocí ya no salía conmigo. Y faltando unos dias para el recital, tuve que recurrir una vez más a mi incondicional acompañante de recitales, mi amiga Chime.
Asi como en diciembre me habia acompañado a ver a Sabina y Serrat, esta vez tocaba ir a ver a Serrano de urgencia, aun medio engripada y todo. Y fuimos, y nos divertimos, y cenamos, y vimos más de 3 horas de Ismael cantando, y para cuando terminó el recital esa rubia debilidad ya no se sentía tanto.
Del recital per se, me saco nuevamente el sombrero por Ismael y las ganas que le pone arriba del escenario, Serrano se podria quedar cantando toda la noche sin dramas, realmente lo siente asi y lo disfruta. Fueron algo más de 3 horas de canciones, cuentos, sus charlas con el publico, y sus delirios con Javier Bergia.
No cantó demasiadas canciones de su ultimo disco (que a mi gusto no es uno de sus mejores albums) pero tuvo tiempo suficiente para hacer un repaso por toda su carrera, sus clasicos, y sus no tan clasicos. Le doy 9 puntos, y no le doy 10 así tiene que volver por Buenos Aires y quizás en la proxima gira la que se siente a mi lado sea alguien que dure algo más que unos peces de hielo en un whisky on the rocks.