Hay dias en los cuales la rutina se rompe, y una innumerable cantidad de factores que muchas veces pasan desapercibidos, se alinean para presentarnos resultados inesperados…
En un día de rutinas abandonadas, me volvi a cruzar con mi pasado. Y como presente y pasado nunca se pueden tocar, no nos saludamos. Tampoco tenía sentido hacerlo, porque el pasado iba en compañia de un muchacho, y el presente que sigue su marcha, nunca tiene tiempo para detenerse ni mirar atrás.
Reconozco, no esperaba verme con este pasado, creí que habia quedado atrás el día que cerré la puerta y dije “Adiós”, pero tal como Shakespeare escribía, todos somos juguetes del destino y cada tanto nos toca jugar.
No estoy tratando de tomarme ninguna revancha con estas palabras; siempre he deseado que ese pasado se convierta en el futuro que puede llegar ser, porque siempre he tenido fe en su potencial.
Se que no estoy diciendo nada nuevo, que solo estoy manteniendo las mismas palabras que ya he dicho antes, las mismas palabras que ella escuchó la ultima vez que me llamó.
Sigo manteniendo mi castillo, mi guardia, mi filosofia, mi Séneca, mi Schopenhauer, mi Nietzsche, mis canciones de Sabina, mi campo, mis perros, mi Dreamcast… Sigo siendo quien soy, no pretendo que nadie cambie por mi, no acepto que nadie me quiera cambiar.
Ahora, a volver a la rutina.
Gute natch,