Mientras trato de matar el tiempo en un nuevo trabajo, pienso en cuan analogas son las relaciones laborales y las relaciones sentimentales.
Veamos: siempre hay una primera mujer, asi como hay un primer trabajo. Esa primera relación generalmente comenzará siendo idilica, ya que no tenemos referencia alguna ni punto de comparación. (Estamos en el mar, sin brujula ni faro alguno a la vista)
Con el tiempo (breve o prolongado segun el caso) nos iremos dando cuenta que ese altar que teniamos construido tiene sus grietas, que no era todo perfecto ni color de rosa, y que la pasión de los comienzos se habia evaporado dejando lugar a una insipida (y tal vez mecánica) costumbre.
Pero, ¿como llegamos a esa situación? Digamos que lo del amor a primera vista ocurre casi exclusivamente en las peliculas, asi que esperar que la primera relación (sentimental y/o laboral) sea la indicada es bastante naive.
Elegimos (y nos elijen) sin saber lo que queremos ni buscamos en la vida, y mientras lo descubrimos, seguimos embarcados en un navío (¿novia? curioso anagrama) con destino equivocado.
Como dice el refrán: para quien navega sin saber a que puerto se dirige, todos los vientos serán viento en contra.
También ocurre que mientras nosotros seguimos idealizando, nuestros amigos ven el verdadero paisaje y nos dicen “pero como seguís con esa bruja que te trata como a un trapo de piso?!”. Y nosotros encontraremos siempre una excusa para defender a la bruja, porque -mal que mal- algo la aprendimos a querer. (Notese que reemplazando “bruja” por “empresa” todo lo dicho anteriormente mantiene el sentido)
De las rupturas, en ambos casos la mas común será la de coquetear con una candidata, a escondidas de la oficial, y cuando el asunto este cocinado y a punto caramelo presentarse a la futura ex (empresa o mujer) y comunicarle con lagrimas compungidas de cocodrilo que “no sos vos, soy yo” y una vez terminado el teatro, correr a los brazos de la nueva, donde esperamos encontrar todo lo que deseamos y anhelamos de una relación.
Y sin embargo todo se repetirá casi de la misma forma: con el tiempo llegará el desencanto y vuelta a buscar.
Finalmente la arena de los relojes dará sus frutos, y luego de una serie de pruebas y errores, habremos llegado a saber empíricamente que es lo que buscamos en una relación laboral/sentimental. Más la ironía de alcanzar este punto es que probablemente hayamos invertido demasiado tiempo en todos los errores previos, que hayamos perdido algo de fe en el incierto futuro (mejor malo conocido que bueno por conocer), y que aún buscando lo que sabemos que queremos, no lo encontremos y tengamos que conformarnos con la “solución de compromiso”.
En fin… creo que aún quedan bastantes analogías en el tintero, pero conociendo mi usual costumbre de ahogar en la tinta las ideas que no tengo tiempo de pasar en limpio, prefiero dejar marcado el camino y confiar en que alguien caminará este sendero en el futuro.
Excelente abstracción del algoritmo psicológico de idealización!!