Ayer estuve en la gran fiesta de casamiento de Viviana y Federico, vestido de ping?ino con un jaquet (al igual que el novio y el suegro) y tan abstemio como siempre.
La fiesta fue simplemente impresionante: con unos 500 invitados, shows en vivo de musicos, cantantes e incluso humoristas (Miguel del Sel incluido), proyecciones de videos y fotos, buena musica, la fiesta estaba asegurada.
Gracias a mi “ley seca” personal (ademas de estar sobrio) pude disfrutar de toda la fiesta, desde los preparativos y fotos de la tarde hasta los ultimos pasos de baile cuando arriaba el alba del domingo y ya no quedaba nadie en la pista mas que la novia, un par de amigos y yo.
En pocas palabras, la pasé muy bien, y me fui feliz y emocionado porque comprobé (por primera vez con mis propios ojos) lo felices que son Federico y Viviana, y eso sin duda es lo mas importante, mas allá de cualquier fiesta.
Creo que no me queda mas que desearles como escribió Sabina: “Que todas las noches sean noches de boda, que todas las lunas sean lunas de miel”.