Historicamente para mi, octubre siempre fue un mes positivo, donde todos los vientos soplaban a mi favor y podía alcanzar cualquier meta planteada. Pero por lo visto, toda ley siempre ha de tener su excepción. Y lamentablemente parece que este octubre de 2002 tuvo que ser esa tan famosa excepción. En este año tan negativo ya nada me sorprende, ni siquiera haber tenido un octubre teñido de lluvia y horizontes grises.
Ahora me despido, nos volveremos a encontrar cuando llegue noviembre.